Cuando Marx piensa en el comunismo, ultima etapa de la evolución histórica de la humanidad, piensa en una sociedad desarrollada tecnológicamente a un nivel tan alto que el trabajo humano obligatorio ya no es necesario. Pero esto, en lugar de ser una mala noticia , es sin embargo la mejor noticia. Por fin el ser humano es completamente dueño de su vida. La sociedad , altamente productiva, la proporciona los bienes que necesita, y cada persona, con todo el tiempo para sí mismo se dedica a desarrollar sus talentos y aficiones en libertad.Un paraíso,vamos.
¿Donde quedó el paraíso comunista de Marx?
Vamos a analizar en qué supuesto se asienta este idílico paraíso comunista y a preguntarnos por qué no ha ocurrido (¿todavía?) .
1. Para Marx tecnología y capitalismo es una combinación fatal, suicida, por decirlo así. Esto puede resultar llamativo, visto hoy en día, cuando hemos comprobado como el capitalismo ha inducido un enorme cambio tecnológico ( y en cierto sentido sobrevive gracias a él) mientras que, en las así llamadas sociedades socialista o comunistas, el desarrollo tecnológico y científico se estancó hace mucho tiempo (con consecuencias fatales que todos recordamos). El punto de vista de Marx se puede resumir así. La competencia entre empresas en el capitalismo alienta la innovación técnica. La innovación técnica abarata la producción al sustituir mano de obra humana por máquinas. Si la producción se abarata , los beneficios descienden, porque lo que se vende tiene menos valor y si los beneficios menguan , las empresas cierran y se produce la crisis económica. Es importante ver que para Marx la crisis es un resultado inevitable ya que las empresas en el capitalismo solo pueden huir hacia adelante. Si la empresa X ve reducidos sus beneficios, para sobrevivir, se verá forzada a introducir nuevas innovaciones técnicos, lo que abaratará más su producción. A corto plazo , esto le permitirá ganar a la competencia, pero cuando esa innovación se generalice, todas las empresas salen perdiendo, porque producen y venden algo que ahora tiene todavía menos valor.
Hay una segunda vertiente de las tendencias suicidas del capitalismo. La tecnología permite producir cada vez más, pero los salarios que pagan los capitalistas son de subsistencia. Por lo tanto no hay quien compre los productos que se fabrican (coches por ejemplo) y llegamos así a una crisis de superproducción que desemboca en una crisis económica.
Frente a ello el socialismo implica, tomar esa ingente producción y ponerla en manos de la gente, ya que no es necesaria la existencia de un capitalista que obtenga beneficio. Esta era para Marx la única salida posible ¿Era la única realmente?
La sociedad de consumo ha sido la solución a través del cual el capitalismo ha sido capaz de sobrevivir a las consecuencias de la caída del valor de los bienes como resultado del desarrollo tecnológico. La caída del beneficio que pronosticó Marx no se ha producido porque se produce mucho y muy barato, pero se consume mucho y muy barato. Antiguamente un abrigo le duraba a la gente media vida, hoy en día te compras un abrigo cada año. De la mismo forma la subida de los salarios a los trabajadores por encima del nivel de subsistencia ha hecho de ellos consumidores de los productos que las empresas fabrican, evitándose las crisis de superproducción.

2. Hay un segundo aspecto en la relación entre tecnología y capitalismo. El capitalismo es un sistema basado en la competencia entre empresas en el mercado. La competencia es algo parecido a una guerra, por lo tanto tiene un aspecto destructivo. Empresas viables puede desaparecer si son derrotadas por otra mejores. Todo esto implica destrucción de capital. Añadamos a esto que quienes triunfan puede que lo hagan como fruto de la especulación, el espionaje u otros manejos peores. Puede suceder que el mercado no seleccione realmente a las mejores empresas sino a las más oportunistas, destruyéndose un tejido industrial valioso para la sociedad.
Frente a ello la economía de planificación centralizada del socialismo evita todos estos problemas. Una autoridad única planifica, organiza para lograr el uso más eficiente de los recursos de cara a satisfacer las necesidades de la población. Posiblemente este ha sido uno de los errores claves del pensamiento de Marx y del marxismo en general: su ingenua confianza en que la planificación central de la economía iba a producir un uso eficiente de los recursos. Nos encontramos aquí con el problema del agente. Los funcionarios que planea y organizan los planes, así como los gestores que llevan a cabo los planes de producción y los trabajadores en su conjunto ¿son seres angélicos inspirados únicamente por el deseo de contribuir al bien común? o ¿son seres humanos con sus egoísmos, limitaciones miedos y ambiciones habituales en todo ser humano? Las pequeñas ( o no tan pequeñas ) desviaciones que la limitación humana induce en cada funcionario, trabajador etc. ,sumadas puede producir tremendas disfunciones e ineficiencias que se van acumulando y puede llevar a una sociedad al estancamiento y la asfixia económica (véase los casos de la Unión soviética , Cuba etc.) y más tarde al colapso.
¿Quizá el momento es ahora?
La historia ha mostrado las limitaciones del punto de vista de Marx sobre la inminencia de la revolución socialista y sobre su viabilidad sobre la base de la planificación centralizada. Pero podemos preguntarnos ¿no es quizá el momento ahora? ¿Y de ser así cómo?
1. Quizá Marx se equivocó de época. Quizá era necesario esperar a que el capitalismo llevará a cabo una revolución tecnológico como la que estamos viviendo, para dar el salto a otro sistema. ¿Hay razones para pensar que el momento es ahora? El desarrollo de la inteligencia artificial y la robótica permite vislumbrar un futuro en el que buena parte del trabajo humano sea realizado por máquinas. En el capitalismo donde la retribución que cada uno recibe está en relación al trabajo que realiza, esto puede ser un horizonte amenazador. Si rompemos esta relación y proporcionamos a todo ciudadano, y por el mero hecho de serlo, los bienes necesarios para desarrollar su vida (enormemente baratos de producir, dada la tecnología) con independencia de que realice un trabajo o no, el panorama cambia drásticamente. ¿es esto posible?
Razones para pensar que sí:
- En nuestra sociedades ya hay amplios sectores de personas que reciben lo necesario para vivir sin realizar trabajo alguno (jóvenes, jubilados, enfermos etc). Se trataría de ir ampliando este número en la medida en que la tecnología vaya sustituyendo trabajo humanos por el de las máquinas.
- Igualmente la jornada laboral se ha ido reduciendo en los países desarrollados. La jornada laboral iría menguando, liberando tiempo para las personas, sin que tengan que menguar los bienes de los que disfruta.
Razones para pensar que no :
- Si esta proceso de liberación del trabajo no se realizan de una forma más o menos uniforme en el mundo nos encontraremos con las tensiones migratorias que ya sufrimos y que generan complejos problemas sociales y políticos.
- La sociedad me otorga los bienes necesario para vivir y me libera del trabajo obligatorio. Perfecto. Pero puede que yo no me conforme con los necesario, quizá yo aspira a un nivel alto de vida o de gran consumo o quizá desee disfrutar de bienes posicionales, es decir bienes a los que solo unos privilegiados tiene acceso. Si la mayoría de seres humanos albergan estos deseos, no hay mucho que hacer. El capitalismo que es la organización del egoísmo y la codicia serán eternos.
2. Y qué decir la del planificación centralizada. A día de hoy parece claro que los mercados son necesarios para la correcta asignación de los recursos de cara a la producción de bienes y servicios. Sustituirlos por sistema centralizados es un error. Sin embargo los mercados deben estar regulados por la autoridad publica y socavar este control, es un error mayúsculo, como la reciente crisis económica ha mostrado. Pero junto ello en una sociedad donde el trabajo forzoso y retribuido va perdiendo peso, el trabajo voluntario y orientado a la realización personal lo gana y con él , la capacidad de las personas de auto-organizarse para llevar a cabo muchas cosas sin necesidades ni de los mercado ni del estado. La conjunción de mercados eficientes, autoridades publicas honestas y ciudadanos activos es posiblemente la mejor solución que tenemos a la vista hoy en día.
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